¿Qué son los sulfitos? ¿Qué son los vinos sin sulfitos?

¿Qué son los sulfitos?

Los sulfitos son compuestos químicos que se forman naturalmente durante la fermentación del vino y que también se pueden añadir artificialmente para mejorar sus propiedades. Los sulfitos tienen varias funciones en la elaboración del vino, como prevenir el crecimiento de microorganismos indeseables, evitar la oxidación y el pardeamiento del vino, preservar los aromas y sabores originales y facilitar el envejecimiento y la estabilización del vino. Los sulfitos son esenciales para garantizar la calidad y la seguridad del vino, pero también pueden tener efectos negativos para algunas personas que son alérgicas o sensibles a ellos. Por eso, es importante conocer la cantidad de sulfitos que contiene el vino y respetar las normas de etiquetado que indican su presencia.

Efectos positivos y negativos de los sulfitos en la salud y el medio ambiente

Los sulfitos son sustancias derivadas del azufre que se encuentran de forma natural o artificial en muchos alimentos y bebidas. Estos compuestos tienen efectos positivos y negativos tanto en la salud humana como en el medio ambiente.

Entre los efectos positivos, se pueden mencionar los siguientes:

  • Los sulfitos actúan como antioxidantes y conservantes, evitando el crecimiento de microorganismos que pueden alterar el sabor, el color y la calidad de los productos.
  • Los sulfitos también ayudan a mantener algunas propiedades organolépticas de los alimentos, como el aroma y la textura.
  • Los sulfitos pueden prevenir la oxidación de ciertas vitaminas, como la vitamina C, y mejorar la absorción de algunos minerales, como el hierro.

Entre los efectos negativos, se pueden mencionar los siguientes:

  • Los sulfitos pueden causar reacciones alérgicas o intolerancias en algunas personas, especialmente en aquellas que padecen asma. Los síntomas pueden incluir opresión en el pecho, tos, dificultad para respirar, urticaria, dolor de cabeza, náuseas y vómitos.
  • Los sulfitos pueden interferir con la actividad de la vitamina B1, que es esencial para el metabolismo energético y el funcionamiento del sistema nervioso. Su consumo prolongado puede provocar deficiencia de esta vitamina, lo que se traduce en debilidad muscular, fatiga, pérdida de apetito y depresión.
  • Los sulfitos pueden contribuir a la formación de lluvia ácida y material particulado fino, que son contaminantes atmosféricos que afectan negativamente a la salud respiratoria y cardiovascular, así como a la vegetación y a los ecosistemas acuáticos.

En conclusión, los sulfitos tienen beneficios y riesgos para la salud y el medio ambiente, por lo que es importante conocer su presencia en los alimentos y bebidas que consumimos y moderar su ingesta. Los sulfitos deben estar indicados en las etiquetas de los productos con sus respectivos códigos E (del E 220 al E 228) o con su nombre específico. Así podremos elegir mejor lo que comemos y bebemos.

¿Qué son los vinos naturales o vinos sin sulfitos?

Los vinos naturales son aquellos que se elaboran con una mínima intervención humana, sin añadir levaduras comerciales, clarificantes, estabilizantes ni sulfitos. Estos últimos son los que generan más polémica, ya que se trata de un conservante que evita la oxidación y el crecimiento de microorganismos indeseables en el vino. Algunos defensores de los vinos naturales argumentan que los sulfitos son perjudiciales para la salud y que alteran el sabor y el aroma del vino. Sin embargo, no hay evidencias científicas que respalden estas afirmaciones. De hecho, los sulfitos se encuentran de forma natural en muchos alimentos y bebidas, y solo pueden causar reacciones alérgicas en personas muy sensibles. Por otro lado, los vinos naturales son más vulnerables a la contaminación bacteriológica y a los efectos nocivos de la luz, la temperatura y el oxígeno. Esto puede provocar que el vino se estropee o adquiera sabores y olores desagradables. Además, los vinos naturales pueden tener altos niveles de acetaldehído, un compuesto que se forma cuando las levaduras se estresan o el alcohol se oxida. El acetaldehído es muy perjudicial y reactivo en los seres vivos, y puede causar dolores de cabeza, náuseas y malestar general. Por lo tanto, no se puede afirmar que los vinos naturales sean buenos para la salud, ni tampoco que sean mejores que los vinos convencionales. Lo más importante es consumir el vino con moderación y responsabilidad, y elegir el que más nos guste y se adapte a nuestras preferencias.

Todo lo que hay que saber sobre los vinos naturales y sin sulfitos

Normativa y etiquetado de los vinos con y sin sulfitos

Los sulfitos son unos compuestos químicos que se utilizan como conservantes en la elaboración del vino. Su función es evitar la oxidación y el desarrollo de microorganismos indeseables que puedan alterar la calidad del producto. Sin embargo, los sulfitos también pueden provocar reacciones alérgicas o intolerancias en algunas personas, por lo que su uso está regulado por la normativa europea e internacional.

La normativa y el etiquetado de los vinos con y sin sulfitos varía según el tipo de vino y su origen. Según el Reglamento Delegado (UE) 2019/934 de la Comisión, de 12 de marzo de 2019, que completa el Reglamento (UE) nº 1308/2013 del Parlamento Europeo y del Consejo, los límites máximos de sulfitos permitidos en los vinos son los siguientes:

  • Vinos tranquilos: 150 mg/l para los vinos blancos y rosados y 100 mg/l para los vinos tintos.
  • Vinos espumosos: 185 mg/l para los vinos blancos y rosados y 150 mg/l para los vinos tintos.
  • Vinos de licor: 200 mg/l para los vinos blancos y rosados y 150 mg/l para los vinos tintos.
  • Vinos de aguja: 235 mg/l para los vinos blancos y rosados y 185 mg/l para los vinos tintos.
  • Vinos de cosecha tardía: 300 mg/l para todos los colores.

Estos límites se reducen en 50 mg/l para los vinos ecológicos y en 30 mg/l para los vinos biodinámicos. Además, existen otras normas específicas para algunos países o regiones, como Estados Unidos, donde se prohíbe la adición de sulfitos en los vinos con certificación orgánica.

Los vinos que contengan más de 10 mg/l de sulfitos deben indicarlo obligatoriamente en la etiqueta con la frase «contiene sulfitos» o su equivalente en el idioma del país de destino. Los vinos que no contengan sulfitos añadidos pueden indicarlo voluntariamente con la frase «sin sulfitos añadidos» o «no contiene sulfitos añadidos», siempre que el contenido total de sulfitos sea inferior a 10 mg/l.

El etiquetado de los vinos con y sin sulfitos debe cumplir con las normas generales de información al consumidor, que establecen que el etiquetado debe ser claro, veraz, legible y no inducir a error sobre las características del producto. Además, el etiquetado debe incluir otros datos obligatorios, como el nombre del producto, el grado alcohólico, el volumen neto, el nombre o razón social y la dirección del operador responsable, el número de lote, el país de origen o el lugar de procedencia y las indicaciones geográficas o denominaciones de origen protegidas cuando proceda.